Una piel sana y tersa con ¿petróleo?

Si en algún momento escucharas las frases daños en el hígado, deterioro en los riñones o enfermedades en los ganglios linfáticos, ¿pensarías que tienen algo que ver con tu piel?

Seguramente, no. Esto sucede porque sólo concebimos a la piel, como la parte externa del cuerpo, pero olvidamos que es la más expuesta a todo cuanto nos pasa diariamente y que, además, está llena de poros que absorben todo con lo que nuestra piel tiene contacto, afectando a los órganos internos.

Así, la piel nos cubre y protege de todo, sin embargo, ¿haces lo mismo por ella? ¿De verdad la cuidas? ¿sabes qué componentes tienen los productos de uso común?

Lo primero que tenemos que saber, es que obviamente, la hidratación comienza desde dentro. Y esto lo logramos consumiendo mucha agua e incluyendo alimentos ricos en ella, como frutas y verduras. Pero la piel también necesita que la ayudemos desde fuera, con hidratantes que realmente la beneficien. La realidad es que, en su mayoría, los productos de uso común están elaborados por la industria cosmética química, que superpone la agradable apariencia de éstos para hacerlos atractivos a nuestros sentidos, lograda con el empleo de derivados del petróleo y de sustancias creadas artificialmente, que no agregan valor y terminan produciendo desde irritaciones, hasta enfermedades irreversibles.

Afortunadamente, la naturaleza nos brinda maneras de poder humectar y absorber lo mejor de ella a través de la piel, sin añadidos perjudiciales y sin absurdas pruebas en animales. Los resultados se perciben en la sensación que los extractos naturales dejan y en la ausencia de daños para el organismo y para el medio ambiente. Veamos a continuación, con qué hacen sus productos las fábricas de cosmética convencional y la natural.

Productoras Convencionales: formulan sus productos con compuestos artificiales de laboratorios, que nada tienen que ver con la naturaleza, no se disuelven, le son extraños al organismo y terminan alojados en órganos como los riñones, el hígado y nódulos linfáticos.

Entre estos componentes destacan: *Petrolatos: genera “suavidad” y consistencia sedosa a la piel, derivado del petróleo. *Parafinas: aceites minerales, para hacer velas o cremas para zapatos, también obtenido del petróleo. *Siliconas (Dimeticona): tapan los poros e incluso pueden provocar tumores. *Propylene Glycol: solvente y suavizante en cremas, de fácil penetración en la piel. Debilita la estructura celular. *Parabenos: conservante controversial ante la posibilidad y el descarte de que pueda generar cáncer. Sin embargo, sus rastros han sido encontrados en tumores de cáncer de mama. * EDTA tetrasódico: conservante hecho de formaldehído y cianuro de sodio (carcinógenos conocidos). *Parfums (fragancias): Se utilizan para hacer que el producto huela bien. Aunque no se consideran altamente dañinas, hace que algunas personas desarrollen dolores de cabeza. No obstante, la industria de las fragancias utiliza hasta 3000 ingredientes, la mayoría de estos, sintéticos y algunos identificados como tóxicos.

Productoras Naturales Ecológicas: Sus ingredientes son de origen vegetal o animal, hasta en un 97%. Se avalan con certificaciones que verifican que estos productos han sido elaborados con base en ingredientes de cultivos orgánicos y garantizan la calidad de los productos. Entre ellos se cuentan aceites esenciales puros, extractos y aromas de plantas y flores.

Si bien ambos tipos de productos se aplican de la misma forma, la diferencia es el comportamiento de estos en la piel y el organismo, pues mientras los cosméticos convencionales actúan tapando los poros, evitando la transpiración y enmascarando a la piel, los naturales ecológicos se absorben y utilizan completamente, aprovechando los beneficios de plantas, flores y frutos, sin consecuencias graves.

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